Psicología y Salud
Respiración ventral
Si estás etsresado, ansioso es fácil que respires de forma superficial. Aprender a respirar profundamente alivia el estrés. Así que hay que a base de entrenar aprenderás a respirar profundamente con el vientre.
Puedes practicar este ejercicio en cualquier momento, antes de irte a dormir, cuando te despierta. Sentado, en la trabajo, en casa incluso de pie o andando cuando te familiarices con la práctica.
Recuerda que aprender a incorporar hábitos mentales saludables es prioritario hoy en día.
¿Comenzamos?
Intervención apoyo crisis Covid-19
Hola a todos, formo parte de los profesionales que desde la Asociación EMDR ESPAÑA atendemos a profesionales de la salud entre otros colectivos que en estos momentos se encuentran en la llamada primera línea.
Si sabes de algún colectivo, personas que necesitan este apoyo mediante psicología de prevención puedes pasarle esta información.
Ose dejo un cartel un pdf y un enlace ami canal youtube aquí. Un abrazo.
Un abrazo y no estás solo, sola.
Hoy escribo pensando en todas las personas que estáis inscritas en mi web y que recibís estas entradas.
Puede que estés en consulta conmigo o lo estuvieras hace tiempo. Puede que solo coincidiéramos en una charlas, en un taller de los que imparto, o algua formación en tu empresa. Quizá solo me conoces por lo que comparto en las RRSS y decidiste darle a esa tecla para seguir la web o el canal yoube. Quizá seas parte de mi familia o amigos.
Hoy os escribo sabiendo que nos une la tecnología más que nunca y que todos estamos pasando por un momento difícil, exigente, incierto y que dependiendo de nuestras circunstancias la situacióny su impacto emocional, psicológico es diferente.
Aunque deseo que todos estéis bien sé que alguno de vosotros puede que lo estéis pasando mal ya sea por tema físico por el virus o por el momento tan exigente a nivel psicológico, quizá porque haya fallecido alguien de vuestra familia o entorno. Si es así deseo que te llegue mi pesar en forma de un fuerte abrazo. Que puedas trabajar tu duelo. Adaptarte a las circunstancias y diseñar tu despedida, ya que la situación actual no permite hacerlo como teníamos interiorizado. Llores lo que tengas que llorar, compartas lo que necesites y pedir ayuda a un psicólogo. Si tienen niños no los excluyas pensando que los proteges, ellos necesitan ser tenidos en cuenta y compartir las emociones y normalizar la muerte como la vida, adaptado a su edad.
Quiero que contempléis la psicología también como medida preventiva para todo lo relacionado con la ansiedad, depresión y estrés postraumático sobre todo si formas parte del colectivo por ejemplo sanitario.
De echo formo parte del los profesionales de la Asociación EMDR España que están atendiendo en unas tres sesiones a enfermeras y médicos para ayudar a digerir al cerebro las partes más traumáticas mediante protocolos adaptados de EMDR.
Aquí os dejo el folleto
Y si trauma lo tienes asociado a guerras, violaciones, catástrofes naturales etc… aquí te dejo mi último video a youtube para ampliarte la mirada reduccionista, y a relacionarte con el trauma como herida emocional que te impacta y condiciona tu modo de estar en el presente de alguna manera, aquí y un libro, Supera tu pasado, una buena base para entender el modelo terapéutico con el que trabajo EMDR
Todo ayudará a que tomes conciencia de la importancia del trabajo psicológico no solo por la situación actual y su repercusión si no por temas que han aflorado en tiempos de confinamiento.
Se dice que no hay precedentes, evidentemente no a esta escala, pero si a una menor que nos puede dar pistas según estos estudios. Las cuarentenas en toda la ciudad también se impusieron en áreas de China y Canadá durante el brote de 2003 del síndrome respiratorio agudo severo (SRAS), mientras que aldeas enteras en muchos países de
África occidental se pusieron en cuarentena durante el brote de ébola de 2014.
Un estudio que compara los síntomas de estrés postraumático en los padres y los niños
en cuarentena con los que no estaban en cuarentena encontraron que las puntuaciones
medias de estrés postraumático eran cuatro veces más altas en los niños que habían sido
puestos en cuarentena que en los que no estaban en cuarentena. El 28% (27 de 98) de
los padres en cuarentena en este estudio informaron síntomas suficientes para garantizar
el diagnóstico de un trastorno de salud mental relacionado con el trauma, en
comparación con el 6% (17 de 299) de los padres que no estaban en cuarentena.
Otro estudio del personal del hospital examinó los síntomas de depresión 3 años
después de la cuarentena y encontró que el 9% (48 de 549) de toda la muestra informó
síntomas depresivos altos. En el grupo con síntomas depresivos altos, casi el 60% (29
de 48) había sido puesto en cuarentena, pero solo el 15% (63 de 424) del grupo con
síntomas depresivos bajos había sido puesto en cuarentena.
Después de la cuarentena, muchos participantes continuaron participando en conductas
de evitación. Para los trabajadores de la salud, estar en cuarentena se asoció de manera
significativa y positiva con conductas de evitación, como minimizar el contacto directo
con los pacientes y no presentarse al trabajo.
Un estudio de personas en cuarentena debido a un posible contacto con el SARS señaló
que el 54% (524 de 1057) de las personas que habían sido puestas en cuarentena
evitaban las personas que tosían o estornudaban, el 26% (255) evitaban los lugares
cerrados y el 21% (204) evitaban todos los espacios públicos en las semanas posteriores
al período de cuarentena.
Comparto fuente de datos:
El impacto psicológico de la cuarentena y cómo reducirlo
Una revisión de la evidencia disponible acerca de una medida imprescindible para
controlar la pandemia
Autor/a: Samantha K Brooks, PhD, Rebecca K Webster, PhD, Louise E Smith, PhD, et
al. Fuente: The Lancet DOI:https://doi.org/10.1016/S0140-6736(20)30460-8 The
psychological impact of quarantine and how to reduce it: rapid review of the evidence
Prevenir la salud mental es prioritario y ahora más que nunca.
Un abrazo a todos.
Pesadillas y terrores nocturnos en niños
Os dejo mi último artículo para el Heraldo de Aragón. Aquí
Un abrazo y espero que estés bien.
“La memoria emocional depende de nuestra historia relacional y de las situaciones de riesgo o peligro que hemos vivido o percibido. Así que esta situación, provocada por el covid-19, formará parte de las memorias emocionales de todos y en especial de los niños”, explica Yolanda Cuevas Ayneto, psicóloga de la salud y deporte, terapeuta EMDR y Trauma. “Y todo esto -continúa-, se va a reflejar durante el día y la noche de alguna manera”. Y es ahí, donde aparecen los sueños y las temibles pesadillas y terrores nocturnos. La infancia es una etapa especialmente vulnerable a ciertas situaciones que dejan una fuerte huella emocional en los pequeños. Porque, como explica la psicóloga, los recuerdos no se centran solo en los hechos que ocurren, sino también en las “respuestas fisiológicas que se dieron al mismo tiempo”. “La intensidad y la relevancia emocionales de una situación explican que su huella se mantenga a largo plazo. Incluso -continúa Cuevas-, puede seguir existiendo memoria emocional aunque se haya olvidado el hecho en sí”.
La edad y etapa evolutiva de niños condicionan su capacidad de dar sentido e interpretar lo que ocurre. Y la psicóloga argumenta que si los padres les sobreprotegemos y no relatamos “un discurso de la situación sencillo, coherente, claro y ajustado a la edad”, los niños pueden crearse su propia realidad basada en “una especie de corto y pego»: esto que veo aquí, esto que intuyo allá, aquello que escucho de una conversación; de lo que siento cuando mi madre está conmigo… y «esta realidad subjetiva condiciona la forma de pensar, de sentir de los niños y por lo tanto de comportarse de día y de noche, durmiendo”. El sueño, aclara, es una actividad más del sistema nervioso. Y durante el sueño, “se restablecen los sistemas de equilibrio precisos que tiene el organismo y la consolidación, organización y eliminación de la información que se ha estado manejando”.
Padres alarmistas
¿Y qué pasa cuando los padres somos alarmistas con estas situaciones, no filtramos la información y perdemos los nervios?. “Pues que se comunican con los niños desde el miedo, la tensión y el descontrol y los contaminan de sus estados emocionales , dejándolos muy indefensos, tensos, nerviosos y preocupados”, responde la psicóloga. Y todo esto, evidentemente, se va a ver reflejado en los sueños y pesadillas, “que son algunas de las maneras que los niños tienen de procesar lo que piensan y sienten sobre las situaciones que les preocupan e inquietan: no ir al colegio, sus padres, los abuelos…”, señala. Ante estas situaciones, “necesitamos padres presentes, que puedan conectar con las necesidades emocionales de los niños”. Porque esta clase de experiencias “producen malestar, en unos casos más duraderos, y alteran las actitudes y patrones de comportamiento de los niños”. Se trata de situaciones que su cerebro no puede digerir, que afectan al sueño y provocan pesadillas y terrores nocturnos.
Pesadillas y terrores nocturnos
Yolanda Cuevas define las pesadillas como episodios de ensoñación, que producen un miedo intenso, terror, ansiedad o angustia en el niño, que hacen que se despierte, y que el niño recuerda y lo puede explicar. Las pesadillas, como la mayoría de los sueños, ocurren en la fase del sueño en la que el cerebro está muy activo. “Esta parte del sueño se conoce como fase de movimientos oculares rápidos o fase MOR (también llamada REM, por sus siglas en inglés), porque los ojos se mueven con rapidez bajo los párpados cerrados y son más frecuentes al amanecer, en la segunda mitad de la noche, donde la fase es más larga”, aclara la psicóloga. “Duran semanas y se relacionan con algún fenómeno externo que les ha causado inquietud. Si el niño está traumatizado se vuelven repetitivas. Además, existe una relación entre los niveles de ansiedad de los niños y la ocurrencia de pesadillas», matiza.
¿Cómo debemos reaccionar los padres?
A la hora de aconsejar a los padres sobre cómo debemos reaccionar ante las pesadillas, comenta que es muy importante crear pautas de sueño y un entorno de seguridad y conectar con sus necesidades emocionales: leerle un cuento, abrazarle hasta que se quede dormido “y que sepa que estarás a su lado cuando te llame. ¡Nada de decirle eso de: ¡Ya eres mayor vete a dormir!», exclama.
¿Y cuando nos llamen?, “podemos ayudarles si entramos en su cuarto, sin encender la luz -puede haber una luz de ambiente que les dé calidez y seguridad- y les tranquilizamos, asegurándoles que cuentan con nosotros”, responde. Una presencia serena y calmada, continua, les ayudará a sentirse seguros y protegidos, “cuando se despierten asustados y desorientados sin saber dónde están ni qué pasa”. No hay nada más reconfortante que «encontrar a alguien al otro lado de la pesadilla”.
Y debemos aclararles, brevemente, lo ocurrido con frases del tipo: “Era una pesadilla, cariño, que ya ha terminado. Ahora, estás despierto y conmigo”. A la vez que validamos lo que sienten: “Entiendo que estés asustado y con mido, es normal. Yo también sueño y me pasa lo mismo” o “Los sueños asustan a todos, uno cree que son reales en ese momento. Ahora ya ves que no”.
Los abrazos, besos y caricias son el mejor calmante para volver a conciliar el sueño, explica, aunque muchos padres opinen que con estas reacciones se malcría a los hijos. “Quedarse con ellos, cuando lo necesitan, no es malcriarlos, ya que solo desde nuestra seguridad, ellos adquieren la suya”, reacciona Cuevas. Y, a la mañana siguiente, el niño “puede contar lo que ha soñado como si fuera un cuento” e, incluso, podemos ayudarles “a crear otros finales”. Se trata de aprender “a relacionarse con su experiencia interna, con su mundo interior”.
Terrores nocturnos
A diferencia de las pesadillas, puntualiza, los terrores nocturnos “son episodios de despertar brusco, alarmantes”, porque el niño pasa de forma muy rápida de estar “profundamente dormido a levantarse, a gritar, con sudores, taquicardia e hiperventilación”. Suelen aparecer sobre los 4-12 años, en episodios que duran entre 2 y 10 minutos, y desaparecen al llegar a la adolescencia. “El niño no reacciona, sigue dormido, y al día siguiente, no recuerda nada”.
Los factores que provocan estos terrores nocturnos “pueden ser genéticos -indica-, madurativos, asociados al consumo de algún tipo de sustancias y situaciones de ansiedad vividas durante el día”.
“Aquí, los padres tienen que estar acompañando al niño con calma para que no se golpee. No se le debe despertar y debemos procurar que siga durmiendo en una postura adecuada”, puntualiza la psicóloga.
Y, por supuesto, si estas situaciones crean un gran malestar y se desbordan hay que acudir a un especialista. En estos momentos, explica Yolanda Cuevas, la terapia EMDR -La desensibilización y reprocesamiento por movimientos oculares (acrónimo, en inglés, de Eye Eovement Desensitization and Reprocessing, EMDR)-, es una intervención terapéutica “centrada en el trauma y reconocida para tal fin por la Organización Mundial de la Salud (OMS) por su efectividad”. Se centra en el tratamiento de diferentes y muy variadas problemáticas emocionales, siembre secundarias, “ligadas a experiencias que nos desbordan en momentos difíciles de la vida, como en el que nos encontramos ahora”, explica, que terminan apareciendo en niños y adultos, “en forma de ansiedad, fobias, ataques de pánico, duelos no resueltos o estrés postraumático, derivados de accidentes, desastres naturales, guerras, muertes imprevistas o esta pandemia”.
Con los niños, concluye la psicóloga, la terapia se desarrolla a través de “dibujos, relatos, juegos…, dando siempre prioridad a la integración del trauma y la recuperación de la normalidad y la capacidad perdida durante un acontecimiento”.
Lucía Serrano (Periodista)
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